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  • Foto del escritorPedro Ordieres

Las Orquestas públicas: La Importancia de la Telaraña Cultural


Asturias tiene una Orquesta sinfónica pública de muy alto nivel: La OSPA. Alguien podría decir que es una suerte, para una región como Asturias, pequeña y asolada por las crisis desde la noche de los tiempos. Lo es. Es una suerte y una maravilla. Pero es una suerte buscada. En Asturias hay orquesta desde hace muchísimo tiempo, tanto que casi no hay persona viva que pueda recordar un tiempo sin orquesta. Nuestra orquesta, la OSPA, es fruto de mucho sacrificio. De generaciones de músicos y aficionados que creían en la importancia y las necesidades culturales de la región.

Un patrimonio cultural como es una orquesta sinfónica de nivel profesional es difícil de cuantificar en términos de beneficio y rentabilidad. Desgraciadamente, en estos tiempos que corren son dos conceptos que imponen su ley como si las personas sólo necesitasen de beneficios para ser felices.

Una orquesta “en residencia” cambia por completo el panorama cultural de una región. Un auditorio puede contratar a diferentes orquestas o agrupaciones que den una serie de conciertos al año... Aún recuerdo una de las visitas de la Orquesta Filarmónica de Londres a Oviedo. Tengo algún buen amigo allí y en su visita apenas pude tomar un café con ellos. Vinieron directos del Aeropuerto de Ranón por la mañana, tocaron y por la noche ya se habían ido de vuelta... al día siguiente tocaban en la capital británica. El poso que dejaron en la región fue de unas dos horas de música. Muy buenas, sublimes... pero dos horas. Sin embargo cuando tienes una orquesta propia, los músicos viven en la región y pasan a formar parte activa de la sociedad. Y ahí radica precisamente el valor añadido de una orquesta. Por supuesto además están todos los programas sociales, los conciertos escolares, el apoyo a los compositores locales, los convenios de colaboración con Conservatorios... etc


En nuestra orquesta tenemos músicos de lo mejor del panorama nacional, incluso internacional. La calidad individual y colectiva de la orquesta está fuera de toda duda para cualquier aficionado. Es posible que alguien no familiarizado con el mundo de la música clásica no lo sepa, pero tenemos una orquesta de primera división. El sueldo de la orquesta nos permite vivir tranquilamente en esta sociedad. Con la seguridad de un sueldo constante y regular el músico profesional puede permitirse hacer labores de difusión cultural y educativa por muy poco dinero o, en la mayoría de ocasiones, por “amor al arte” en el mas estricto de los sentidos. A saber: Ese concierto social en la asociación de enfermos de Villarriba, ese director de la banda de niños del pueblo, ese curso veraniego de niños promesa, esa orquesta joven que necesita un guía experto ... esa composición para los chavales del colegio de su hijo en fin de curso... Miles de pequeños actos y otros no tan pequeños que cambian la cultura de una región. Estos actos crean una telaraña cultural en cada localidad, en cada barrio, en cada colegio que tiene relación con los músicos. Profesores de la orquesta que llegan de una gira por China o de tocar en el Vaticano y sin embargo están encantados de aportar sus conocimientos en los bajos de algún viejo teatro de pueblo.


Sin embargo algunas malas interpretaciones de ciertas leyes están atacando este tejido. Este goteo cultural que empapa nuestra región se ve estrangulado. Poco a poco, en silencio, van atacando esas pequeñas obras. Hace unos años un compañero fundó una orquesta de estudiantes y recién diplomados. Un pequeño proyecto que con humildad y trabajo se fue ganando un hueco en el panorama musical. A través de las sociedades filarmónicas ofrecieron multitud de conciertos y lograron que la Universidad de Oviedo se involucrase prestándoles una sede. El premio a todo ese esfuerzo fue una sanción de un mes de empleo y sueldo por incompatibilidad con su trabajo de clarinetista en la orquesta. ¿El resultado? la nueva orquesta sin su director cesó actividad, nadie ocupó su puesto. Los chavales descabezados se disolvieron. Son proyectos personales, funcionan con la persona y mueren con ella. El clarinetista además pidió una excedencia y se marchó de la región, buscando sitios mejores donde poder desarrollarse.

Parecía un hecho aislado, algo extraño y ajeno. Pero unos meses después, a tres compañeros más se les ha abierto expediente. ¿El problema? dirigir tres bandas de tres pueblos, ensayar... ¡Gratis! ¡Si! resulta que gratis tampoco se puede crear cultura, nosotros no, al menos. Tres pueblos disfrutaban de tener a tres músicos de altísimo nivel al frente de sus agrupaciones. De aportar su experiencia, sus conocimientos y su ilusión por está profesión, esa era la ventaja de tener un sueldo respaldando al músico. Comunidades que no podrían pagar ni de lejos el coste de un profesional de este nivel, se pueden beneficiar. Si la orquesta no existiese nadie convencería a un músico entre los mejores de España en su instrumento para afincarse en un pueblecito de Asturias y trabajar gratis dirigiendo un montón de jóvenes. En estas bandas existe cierta incredulidad y perplejidad. Quieren a sus maestros y no comprenden una situación así. Entre los músicos hay cierta resignación fruto del miedo a mayores sanciones, es natural, la indefensión es máxima. El castigo puede ser ejemplar.


Desolación Musical

Y la maquinaria sigue... se nos avisa... nada de conciertos de cámara, nada de cursos, nada de clases, nada de creación cultural. Me consta que algunos músicos que viven en localidades pequeñas han revolucionado la vida de éstas. Tras 20 años son un vecino más, pero de los que suman, de los inquietos que organizan escuelas de música o talleres culturales. Ahora se preguntan si deben cesar todos sus proyectos. Los músicos de la orquesta estamos envueltos en al menos tres proyectos sociales en este momento. En ninguno de ellos hay retribuciones al músico, son acciones voluntarias, desinteresadas y gratuitas. Existe el programa social de la OSPA, con el cual se hacen conciertos en distintos centros sociales, hospitales y asociaciones. Es un programa que parte de los músicos que se prestan fuera de su horario de trabajo a ensayar, organizar y realizar los conciertos. El proyecto Mosaicos que aglutina orquestas de toda España y el proyecto La cultura Convive que pretende mover a la sociedad cultural Ovetense. Todos ellos voluntarios y desinteresados. Sin embargo con la ley en la mano, o mas bien la retorcida interpretación que de ella están haciendo últimamente, todos prohibidos para nosotros.


El mundo al revés: miles de empresas tratando de motivar a trabajadores y contra nosotros toda una maquinaria burocrática destinada a cercenar todo conato de actividad artística personal. Las leyes están claras... un trabajador público puede dar clase en la universidad, puede hacer creaciones culturales o artísticas, (libros, cuadros, esculturas...) y puede dar conferencias... pero esas leyes se olvidaron de nosotros, los músicos de orquesta. Somos una anomalía del trabajador público. Porque el espíritu de la ley de incompatibilidades es preservar la calidad de los servicios públicos frente a la actividad privada de los funcionarios. Y en este caso lo único que merman es el beneficio y el valor añadido que aportan los músicos profesionales públicos a la sociedad donde residen.

Porque nosotros no damos clase en la universidad, lo hacemos en conservatorios, no damos conferencias, damos conciertos y no creamos cosas artísticas tangibles, creamos sonidos que se diluyen en el aire, tan rápido como destruyen el trabajo de años creando la música de Asturias.

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